lunes, 23 de marzo de 2020

El Amor en Tiempos de Cuarentena






Estoy sentado en una silla de esas modernas en las cuales no encuentras como acomodarte, de mi lado izquierdo esta un “muchacho don”, de esos que se fajan la camisa, usan gel, traen de esas botas que les exigen en las empresas para que no vayan a tener un accidente, y se encuentra hablando por teléfono con alguien al que le llama “Jefe”, mientras camina de un lado para otro, le pega unos sorbos a su café.

Comienzo a escuchar música, me pongo los audífonos, trato de buscar algo acorde a la tarde y al clima, sin más comienza a sonar Rels B, con su constante insistencia en que fume, folle y amé, vaya mágica ecuación.

Y es así como enlazo el tema; El amor en tiempo de Cuarentena.

Marco es un tipo bien parecido, hace ejercicio a diario, tiene la mirada profunda y el corazón roto, usa una barba como de 4 días, y el cabello desenfadado, casi siempre camina para ir a cualquier lugar, es muy inteligente en la universidad, es deportista, simpático, responsable, toca la guitarra desde los 7 años, recicla y rescata perros, ¡Carajo!, pudiera ser el tipo de hombre perfecto para cualquier persona, a Marco hace 3 años le rompieron el corazón.

Libia era una mujer que sabía como vestir en cada ocasión, no le fallaba el tono, la forma, el corte, el clima, todo era sutilmente bien puesto en ella, el cabello largo y ondulado, media rojizo, cálido, hacía que sus pecas brillaran cuando le pegaba el sol o simplemente reía,  Libia se encargaba de organizar eventos para las empresas en el país, ella tenía todos los conectes, para poder hacer una cena de gala, hasta un concierto con Los Acosta, Libia era fan de Los Acosta, justo en ese momento en el que ella caminaba por la Alameda de la ciudad, en sus audífonos viejitos, escuchaba esa rola que decía “ Siento un vacío tan difícil de llenar, no sé qué hacer para olvidar, no sé qué hacer si tu no estas, día con día desespero más y más, pero es inútil se fue de la ciudad, nadie me puede consolar, solo mi herida, que sanará, voy a pintar un corazón, para que sepas donde estoy, si un día piensas regresar, por ti mi amor voy a esperar”. Si justo de Los Acosta.

Don Richard, era el jefazo, manejaba un automóvil deportivo último modelo de color gris, para dos personas, ni una más, usaba gafas negras muy al estilo Perros de Reserva, tenía algunas semanas que su esposa había muerto, y por lo regular los fines de semana se iba a cenar a lugares caros, pedía lo más exótico de la carta, en el todo era pulcritud, todo era elegancia.

Era un Lunes como a las 6 de la tarde, Marco caminaba por las calles de la ciudad, llevaba un poco de prisa, pues tenía que recoger su computadora que había llevado arreglar, y si no llegaba a las 7 en punto le cerrarían, Marco sabía que lo lograría , sin embargo nunca imagino que se toparía a Libia de frente, caminaba como en pausa, su cabello resorteaba en cámara lenta de un lado para otro, a lo lejos ya le venía sonriendo a Marco, pareciera que ya se conocían de otros tiempos, de otros mundos de otras vidas.
De pronto se cerró el auto deportivo de Don Richard, justo en la orilla de la banqueta, solamente gritó:

-      ¡ Libiaaaaaa ¡ , ¡aquí estoy! .

Libia miró inesperadamente, y cambió de Dirección, se subió con Don Richard.

-      Papá, me encanta esa canción .

Libia le subió a todo volumen y comenzaba a gritar :

-      ¡Hey, Come on, try a Little, nothing is forever, there´s got to be something better than, in the middle , but  me and Cindirella, we put it all together, we can drive it home, with one headlight.

Justo era esa canción de Los WallFlowers, que siempre la ponía todas sus tardes Don Richard, cuando salía a conducir por la ciudad, Libia nunca había entendido que esa canción hablaba más de la muerte, que del amor.

Iban con el aire sobre el cabello, en una carretera larga y solitaria, ambos con sus manos de fuera, como acariciando el viento, como si quisieran dibujar por el cielo, se amaban tanto que aprendieron más a compartir el silencio, que entregarse a palabras. 

Marco no pudo creer como esa mujer se había subido a un automóvil deportivo, y al mismo tiempo le frustraba la idea de que jamás se pudiera comprar alguno, peor aún, que jamás pudiera tener una chica así de hermosa como Libia, con la que pudiera compartir su automóvil Deportivo. 

Libia pidió de cenar una pasta, y una copa de vino rosado, su papá siempre pedía un buen trozo de carne, con puré de papá y chiles toreados, vino tinto y un Sprite. Pareciera que el mismo se inventaba su Tinto de Verano y lo saboreaba como se le daba su chingada gana.

Marco llegó un poco tarde al restaurante, donde tocaría esa noche, comenzó a acomodar sus cosas, tomó su guitarra y se la ajusto en el cuerpo, probaba el micrófono y rasgaba un par de notas en la guitarra, de pronto comenzó a hablar, tratando de explicar un poco por qué tocaría la siguiente canción, explicando como si fueran cuentos, que provocarían en los comensales, imaginarse el trasfondo de la rola para conectar de otra manera con la melodía.



-      Esta canción la escuche por última vez a un lado de la camilla de mamá, una noche antes de su muerte, mientras me decía que le echara aire, porque sentía mucho calor, yo solo movía el abanico de un lado para otro, mientras Eddie Veder me decía “ Si no me vengo abajo mi memoria permanecerá clara, así que te tuviste que ir, y yo me tuve que quedar aquí, pero lo más extraños es que estas tan lejos pero te siento tan cerca, y no lo voy a poner en duda, de ninguna manera, esto de ser una puerta abierta para que regreses”.

Y de pronto comenzó a sonar Come Back de Pearl Jam, en un tono muy melancólico, muy bajito, muy triste, las luces casi se apagaron, dejando el lugar como una cueva vintage con toques fúnebres, Libia, detuvo su bocado, abrió sus ojos grandotes, y solo miraba como las pestañas de Marco le aplaudían sin querer al viento, Don Richard conocía esa canción, Don Richard vivió sus mejores etapas con Pearl Jam, Don Richard quería ponerse inmediatamente su camisa roja de cuadros para amarrarla a la cintura con su bermuda de mezclilla y su botas de gasero, muy grunge.

Todo era perfecto esa noche, la música, la comida, el encuentro, la temperatura, la gente, todo estaba conectado con todo, Marco, terminó de tocar, puso su guitarra a un costado, le dio un trago a su cerveza oscura, y caminó sin miedo entre las mesas y las sillas, llego con Libia, se puso de frente, se enredó las manos , le sudaba la frente, Libia no decía nada, solo se tenían ahí en ese presente, para ellos, para nadie más, para decidir, que es lo que tiene que pasar.


Continuara. 

viernes, 22 de marzo de 2019

SANDRA




Maldito cáncer, pero es mayor la maldita ignorancia, es mayor la desesperación es mayor la necesidad, es mayor la lucha, Maldito cáncer. ( así me susurro en voz baja mientras veo a mi madre sobre ese ataúd de madera con una última sonrisa).

Ella fue Sandra Rodríguez Flores, una mujer que nació en Hidalgo, desde muy pequeña tuvo la enorme necesidad de salir adelante, estudió en una Normal Rural, para poder ser maestra, ahí conoció a grandes mujeres que el día de hoy siguen en pie de lucha por una mejor educación.

Sandra dedicó toda su vida a la educación de jóvenes en Telesecundaria, la TV 318 fue su hogar, ahí vio muchísimas generaciones pasar, alumnos responsables y otros no tantos.

Siempre todas las mañanas tomaba café, le gustaba escuchar a Camilo Sesto, Ricardo Montaner y Luis Miguel, siempre quizá conocer a Alejandro Fernández y poder pasear con mi padre de la mano echando romance en Francia.

La dura batalla inicia en el 2018, cuando fue diagnosticada con cáncer cervicouterino, pues tras ser operada de la Matriz se le detectó cáncer.

En Abril estábamos reunidos mis hermanos y ella en la playa de manzanillo, eran aproximadamente las 8 de la noche, sentados a la orilla de la alberca mi madre nos dijo, quiero hablar con ustedes:

-      Hijos, después de la operación me detectaron cáncer, y comienza mi tratamiento de Quimioterapia en 1 mes.

En ese momento no supe cómo reaccionar, sólo fue un absoluto miedo, y frio el que recorría todo mi cuerpo, mis hermanos se quedaron en silencio, jamás pensamos que nuestra madre traía cargando ese secreto .

Así comenzó la batalla, un proceso de más de 10 Quimioterapias que eran tomadas en el ISSSTE de la ciudad de León Guanajuato, acompañada de personas que estaban entre la delgada línea de la vida y la muerte, ahí entraba mi madre a ser invadida por más químicos que “erradicarían” el cáncer. 

Cada que llegaba Sandra a casa, estaba cansada, agotada con mucho mareo. Posteriormente fuimos a la ciudad de Aguascalientes a que recibiera las 27 Radioterapias en el Hospital MAC de esa ciudad. Sandra tuvo que hospedarse en una casa que albergaba a otras 10 personas más que estaban en Radioterapia en ese hospital y para reducir gastos dormían ahí, para poder tomarlas a diario, ella hizo nuevos amigos, gente muy optimista, gente muy noble, gente muy enérgica.

Sandra termino sus 27 Radioterapias, en Septiembre, el doctor Oliver Albores Zúñiga del Hospital San José en la ciudad de Celaya Guanajuato, dio de alta a mi madre, dijo que todo estaba bien y la felicitó.

Sandra estaba feliz, con muchas fuerzas y decisión de salir adelante, dejo de utilizar su peluca, y comenzaba a presumir su cabello nuevo.

A finales de noviembre fuimos a Tlalpujahua a comprar esferas para Navidad, recorrimos ese encantador pueblo, justo afuera de la catedral de ese hermoso pueblito Vomitó, lleno una bolsa de plástico.




Sandra pensó que era cuestión de la presión ya que también había sido diagnosticada con Diabetes.

Pasamos Diciembre con muchas sonrisas y alegrías, tuvo la oportunidad de ir a la graduación de la carrera de mi hermano el más pequeño, lucia hermosa en ese vestido Morado, parecía como toda una Reina.

Decidimos ir nuevamente a pasar el año nuevo a la playa, comimos muchísimos mariscos, escuchamos banda, reímos, ella bailo en la plazuela con mi padre mientras se escuchaba de fondo la canción del Columpio “No ves que la vida es como un columpio, cuando sube se siente bonito, pero cuando baja, eso duele mucho”.

Fuimos a la iglesia en año nuevo, Sandra agradeció  por otro año más de vida, nos abrazó.

El día de los Reyes Magos, Sandra era el mayor rey de mi hija Quía, se disfrazó de Melchor y le trajo muchísimas cosas, a Sandra le encantaba ver feliz a mi pequeña, era su absoluta bendición, era su luz, era su vida.

A mediados de enero Sandra vomitaba constantemente, y sus mareos eran más intensos, al punto de la deshidratación la llevamos al hospital, ahí la establecieron, la hidrataron, y el médico de urgencias dijo que tenía su estómago muy inflamado, al día siguiente la dieron de alta.

Sandra decía que una noche anterior se había comido dos chocolates, y esa era la razón por la cual se sentía mal, quizá la habían intoxicado, todos creímos lo mismo y eso nos alivianó la preocupación. 

Todos regresamos a la monotonía, a nuestras vidas tranquilas y banales, pasaban los días y cada vez más se complicaban las cosas, pero Sandra no decía mucho, quien en realidad estaba al pendiente de todo era Oscar, mi papá, cada noche que pasaba era más preocupante pues vomitaba y no podía dormir.

Un domingo, no recuerdo exactamente la fecha, Sandra fue con Oscar a ver a un facilitador energético, quizá para que la desbloqueará y pudiera circular une nueva vibra en ella, Sandra vomito muchísimo, mi padre se preocupó y la llevó nuevamente a internar, en esta ocasión fue en la clínica Aguilar de la ciudad de Celaya, ella estaba muy mal, y se internó en el hospital.

Mis Hermanos hacían carne asada en la casa, y yo había bebido un par de cervezas en el  futbol.

Al día siguiente Sandra me mandó a recoger unos análisis al laboratorio, eras unas biopsias , fui por ellas, pero me tardé casi 2 horas, pues aun no estaban, Sandra me escribió un WhatsApp que decía:

-      Hola mijo, ¿qué te dijeron? Ya tienes los resultados.

Cuando Sandra vio los resultados se desanimó mucho, pues al parecer tenia Cáncer, su antígeno estaba elevado a casi 400 . Ella lloró y comenzó a despedirse de todos los familiares, pues no quería someterse a mas Quimioterapias ni Radiaciones. Sandra tenia cita el día martes en León para su valoración , el doctor de ahí, vio sus resultados de esta nueva biopsia y sus tomografías y le dijo:

-      Usted tiene un tumor de 5 cm, en el intestino que no puede ser operado, hay que someterla a Quimioterapia la próxima semana, y ver si baja de tamaño, si no es así, ya no se puede hacer nada.

Sandra y Oscar, fueron a Guanajuato Capital para ver lo de la jubilación de su Carrera como Maestra, contestaron sencillo, que no podían hacer nada pues faltaban aun 3 meses. Regresaron a casa, con el espíritu derrotado, con pocas ganas de vivir.

Yo estuve investigando sobre otros médicos especialistas, y di con Sergio Iñiguez, director del Hospital San José, Oncólogo cirujano, hice una cita con él, me atendió el miércoles a las 4 de la tarde, miró las tomografías y me dijo:

-      Tu mamá no tiene Cáncer, ella tiene una distención muy fuerte en el estómago, hay que realizarle unos estudios y medicarla para que baje su inflamación.

Esa noticia, en ese momento, en ese día, fue cómo sentir por primera vez que volaba, llegué a casa y le dije a mamá lo que el doctor me había dicho, ella se levantó de la cama, lloró y se metió a bañar, me dijo llévame con él.

Ya internada en el hospital durante 1 semana con medicamento para desinflamar el estómago fue dada de alta, ella se sentía mucho mejor, y comenzaba a comer un poco más.

A la siguiente semana Sandra tuvo otra recaída, volvimos a ver al doctor Sergio Iñiguez, en esta ocasión le solicitó una endoscopia.

Sandra fue hacerse a la endoscopia, el doctor Celestino Sánchez Mora llegó casi 2 horas tarde después de la cita de Sandra, mi mamá esta sin fuerza y recostada en el sillón fuera del consultorio.

Sandra Llevaba 4 semanas sin probar un solo alimento, únicamente suero. 

Después de realizarle la endoscopia, el doctor Celestino, salió y nos entregó un folder , nos dijo que habláramos con Sergio Iñiguez el doctor que la atiende, pues él no podía dar ningún punto de vista. Nos dijo gracias. Celestino nos cobró $8,000 mil pesos por 2 horas de retraso y una prueba que duró 30 minutos  y ninguna explicación médica.

Ese día los doctores del hospital San José tenían una pequeña fiestecilla pues estaban inaugurando un nuevo consultorio, entre el festejo y el Salud, Celestino le gritó a Sergio.

-      No mames Sergio, para que me mandas una paciente que esta ocluida si sabes que no va a pasar la endoscopia

Sergio Contestó:

-      Ya wey, tranquilo. 


Sandra ya estaba muy mal, internada en el dicho hospital , ya estaba cansada, enojada, y sobre todo sin esperanza, la mirada de Sandra estaba perdida en algún punto de la pared que tenía enfrente.


El 10 de Febrero fue el cumpleaños de Quía, Sandra estaba en la mesa, cantando las mañanitas, le tomó una foto a mi hija y la mando por WhatsApp.

“ Dios Bendiga hoy en su día a mi hermosa nena en su cumpleaños 8. Mi amor y cariño para mi angelito hermoso”. Eso decía la foto. 

Esa misma noche, le corte el cabello a Sandra y se lo pinté, ella quería verse bien.


El 14 de febrero Sandra me marcó por teléfono y me suplico que buscará otro médico que ella no se sentía bien, eran aproximadamente las 10 de la noche, y me asusté muchísimo, al día siguiente, marqué en 3 ocasiones a diferentes médicos, ninguno me contestó y tampoco me pudieron dar cita inmediatamente.

EL 18 febrero fue mi cumpleaños, pusimos un pastel dentro de la habitación del hospital , mi mamá nuevamente fue internada,  tenía una prueba para que pasara un medio de contraste y ver si podía ser operada. Eso le dio una nueva esperanza a Sandra.

El doctor Sergio realizó la operación , puso un by pass en el intestino para que Sandra pudiera comer.

Después de la operación Sandra tenía mucha hambre, estaba feliz, no lo podría creer, al siguiente día comió se sentía muy bien, aunque dentro la complicación de esa operación apareció una trombosis en su pierna izquierda

A los 4 días de su operación no la llevamos a casa, se sentía mucho mejor, ya comía y no vomitaba.

Sandra volvió a vomitar, la trasladamos en una ambulancia de la casa al hospital, el doctor Sergio miró su operación que había realizado junto con el médico internista Salomón Urquizo Montes, él fue quien dio la valoración para poderse operar.

Sandra le pregunto a Sergio.

-      Doctor dígame la verdad, la operación funcionó

Sergio contestó:

-      No

Sergio cobro  $75,000 mil pesos por la operación sin tomar en cuenta demás gastos.

Estábamos esperando el último análisis de su biopsia que realizaron en su operación, al día siguiente llegó Sergio con los resultado y nos dijo en tono bajo. 

-      Es cáncer, ya hizo metástasis .

Sandra, abrió los ojos enormemente, y fue la caída más dura que pudo haber recibido.

Mi padre y yo nos quedamos congelados, sin saber que decir ni hacer.

Estuvimos otros 5 días en el hospital , esperando a que mamá se estabilizara, en esto tiempo nadie revisaba la herida de su operación. Así la dieron de alta.

Ya en casa contacte a un Ingeniero Bioquímico que atiende pacientes con cáncer y Diabetes, tuvimos una videoconferencia, comenzamos a alimentar a Sandra de otra manera. 

“El cáncer se alimenta de la glucosa dijo Fernando, el ingeniero Bioquímico”.

-      Si quiere tomarse un refresco hágalo, dijo Sergio, el día en que la dio de alta. 

Sandra estuvo 4 días en casa alimentándose de otra manera, caminaba, y comenzaba a tener energía, retiramos un medicamento que había recetado Sergio, la razón: provocaba depresión, ansiedad y síntomas de suicidio. Justo como estaba Sandra en esa sintonía. 

El Martes 5 de marzo a las 7 de la mañana la llevaron al ISSSTE por decisión de Sandra, se sentía muy mal, la herida que tenia de su operación olía muy extraño. 

Ya en el ISSSTE la establecieron, como a las 9 de la noche llegaron varios doctores, a decirnos que no había mucho que hacer, pues el cáncer ya había invadido su organismo, mientras alrededor de él los médicos practicantes con su libreta y su celular tomaban apuntes. Y mi madre en el centro de ellos.

Esa noche estuvo a punto de morir, y resistió al día siguiente, llego el cirujano, vio su herida, dijo que estaba muy mal, en 15 minutos movió todo el hospital para volverla a operar. Sandra salió de la operación estable, se sentí mucho mejor, ella seguía luchando.

Al día siguiente me encontré con el Médico internista Salomón Urquizo quien la había valorado en el hospital San José, y le reclamé su poca ética al no decirnos que su herida estaba mal, él dijo que no era su responsabilidad, le dio medicamentes correspondientes para mantenerla estable.

Así transcurrieron los días en la clínica del ISSSTE, algunos días tranquilos y otros pesados, pues poco a poco empeoraba Sandra.

El domingo 10 de marzo comenzó con calentura, y a decirme que le dolía su cabeza, toda la noche me pidió que le aventara aire con un folder. Se sentía muy mal. Cuando pudo dormir, puse  a Pearl Jam, escuchaba “ Come Back”, observaba ahí a mi mamita, con sus manitas hinchadas de tantos piquetes, con sus pies gorditos por la retención de líquido, con sus huesitos marcados de llevar ya 3 meses sin comer.

El lunes 11 de marzo la calentura no cesaba, la taquicardia era muchísima, el oxígeno le faltaba y además sentía una flema en el pecho que la ahogaba, quería toser y no podía, su cabeza le dolía, y solo me miraba diciéndome.

-      Hijo, haz algo, no me quieres, ya no me hagan sufrir, ayúdame.

Hable con Salomón, el médico internista, me dijo que no había mucho que hacer pues solo estábamos empeorando su calidad de vida, le pedí que le pusiera alguna droga que la sacara de ese dolor.

Firmamos la autorización para inyectarle morfina, a las 12 del mediodía del lunes 10 de marzo, comenzó a bajar su ritmo cardiaco y su respiración, sus ojos se abrían y cerraban.

Sandra murió a las 12:15 del 11 de marzo del 2019, a la edad de 54 años, mi abuela Leovigilda murió en la misma clínica del ISSSTE a los 54 años, yo tenía 8 años cuando murió el 04/10 ( 4 de octubre ), mi madre murió el 03/11 ( 11 de marzo) mi hija tiene 8 años.

Ayer termino su novenario, me quedó mirando su fotografía que está encima de las cenizas de mi madre, cierro los ojos y no hay tiempo atrás, solo coraje, solo frustración, solo dolor, solo recuerdos, veo a mi Padre destrozado, maquillando en ratos su dolor. 

Así es el negocio de la salud en México, si no tienes dinero quizá morirás mas rápido, y si lo tienes aun así morirás lento, pues los doctores ganan más por un paciente enfermo que sano.

Hoy me doy cuenta de que hay una frialdad absoluta entre doctores y pacientes, que la enfermedad nos hace ir con brujos, doctores, iglesias, sacerdotes, curanderos.

Hoy me doy cuenta de que la Fe no mueve montañas, y que la lógica sigue triunfando, somos seres destinados a morir de alguna u otra forma, quizá hoy, quizá mañana, pero vamos a morir, es decir todo principio tiene su final.

Disfruten su vida, disfruten su familia, disfruten su salud, pero sobre todo disfruten su tiempo, el tiempo del presente, del amor completo, me queda claro que el Cáncer es un enojo y Rencor absoluto, perdonen y fluyan.

Hoy Sandra se quedó sin poderse jubilar, porque esas son las reglas, y creo que las reglas son hechas por humanos, y muchas veces los humanos son mas insensatos que las mismas maquinas, de nada sirvió tantos años de trabajo al servicio de la educación publica, de nada sirvió decirle a cada uno de los alumnos que luchen por sus sueños. así era Sandra

Tenemos un país donde la salud no preocupa, es mas la lucha por el narcotrafico, por la gasolina, por cualquier cosa, que por tener hospitales  en buenas condiciones, y médicos inspirados por ayudar a la gente. 
  
A los doctores que intervinieron en todo este proceso que la vida les del doble, que el dinero les sea eterno y que sus muchos conocimientos les sirvan para algo, quizá para vivir bien, supongo.

Sandra, TE AMO. Saldré de esta.


Atentamente tu  hijo el Rebelde.