Inspirado en una canción, de aquellas que cierras los ojos y espiritualmente tienes una conexión, comienzo a postergar mis palabras, ante la exquisita y perpleja manifestación de poderte encerrarte en estos pensamientos.
Aun recuerdo desde niño la idea de enamorarme de alguien quien fuera una rockera de día y de noche, de pasar los límites melódicos de un encuentro exacerbado de sentimientos amorfos, por querernos encontrar en el enigmático momento de una esquina vacía de emociones y llena de ilusiones.
Por ser una marca eterna se que en algún lugar de este universo estas ahí caminando esperando a que alguien no te arroje a la cama y te cure alguna herida maldita, se que en alguna parte de nuestra naturaleza animal tu quisieras alguien que cumpla esos caprichos de niña elocuente, de amarte de pies a cabellos de arroparte sin temor al dar.
Pero aun, a tu corta o larga edad, no encuentras quien dibuje tu diseño perfecto en alguna camisa o en algún universo, quizá porque tantas promesas y heridas son meros reparos de algún trago amargo.
Eres parte del mundo original de una filosofía sin sustento, parte de tu idea básica del vivir, y eso inspira a cualquiera, en la lejanía material, ahí se transmite a través de esa lucha de miradas se que esperas algo mas que correcto.
Y dejemos lo que nos miramos
Y perdamos lo que aun no apostamos
En la línea mas dolorosa de la vida
En el momento más extraño de la existencia
Estuve a tu lado por unos momentos
Mantuve la respiración
Y eso me basta para manejar mi vida y mi sueño
No maquillo mis ojos ni mis entradas
No perfumo mis botas ni mi espacio
No sabes quien soy
Ni por que vivo
Déjame dominarte hoy.
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