lunes, 26 de junio de 2017

Deja ir lo que te mata, aunque te mate dejarlo ir.



Cuanta fortaleza en una simple frase, cuanta dureza y crueldad en estas simples palabras, cuanta increíble razón en un pequeño texto, cuanta cobardía en ese suspiro por saber que no dejas ir nada.

Podemos hablar de pérdidas o encuentros, de momentos o recuerdos, podemos enfocarnos en el lamento bohemio y melancólico de estas tardes de lluvia que acongojan tus emociones, podemos aferrarnos por ratos a la pequeña depresión absoluta, a la que es crónica o amateur, podemos aferrarnos en estas letras a lo que seguimos o forzamos, podemos seguir y seguir.

Pero ¿en qué momento dejarás ir lo que te mata?... en que maldito tiempo y espacio tomarás la decisión de iniciar una nueva etapa en tu vida, de convertirte en tu ilusión y en tu sueño, en tu verdadero anhelo , en esa imagen fuerte que aparece contigo todas las mañanas, y se ve opacada o maquillada por una rutina citadina y quincenal. En romper tu presente, en resquebrar las ilusiones familiares puestas en ti, en decepcionar a tu docente que inspiraba tu brillante carrera universitaria. Deja ir eso que te mata, la desesperación, la frustración evocada en cada hora de comida, que apresurado te lleva a ordenar calorías de engorda. Deja ir eso que te mata entre dientes, y puentes enciendes, con nicotina y alquitrán, con filtro y papel arroz, que te mantiene atado al jalón de una breve y pequeña introspección, deja ir eso que hoy  eres, y nunca quisiste ser, en la enorme batalla por equilibrar tu persona para mantenerte radiante para el Jefe.

¿EN qué momento dejarás ir lo que te mata?... Tu orgullo atascado de ego, repleto de dudas y absurdas reflexiones de lo que tus amigas te aconsejan y le llaman amor, o es o no lo es, o lo sientes o no lo sientes, medias tintas, medios tibios, medios grises son las nuevas personalidades que está desarrollando el mundo, seres humanos que se opacan por esas rotundas incógnitas que buscan resolver a través de la nula experiencia. Si estas amando, carajo ama, entrégate recio, fuerte, sin protección emocional, descubre quien es el, quien eres tú en sus ojos, en sus labios, en sus manos grandes y fuertes, ordénale el camino de los besos, la manera de tocarte, de pasar sus dedos sobre ti, exclama tus gritos, ahonda en sus miedos, cuélate en sus ilusiones, abraza sus anhelos, enamórate sin dudas, sin medias tintas, sin medios tibios, sin medios grises, no lo analices, no lo investigues, no lo pongas en una inspección de calidad, que la vida te ha mandado lo que has querido, amor, y del bueno, porque así es el amor con todos, es bonito y mágico, hasta que inicia la estúpida etapa del sabotaje, del no me lo merezco, del no es lo que esperaba, de la aburrida manera de amar, entonces simple; déjalo ir, si hoy no lo tienes y lo perdiste porque lo amabas pero no lo entendías , búscalo aférrate hasta que una orden judicial te diga lo increíblemente loca que estas por el amor,  pero si no lo amabas , no haz conocido entonces algo que te pueda matar.

¿ En qué momento dejarás ir lo que te mata?...  tu arrogante manera de sobrellevar las cosas, de mantenerte ecuánime ante el mundo, ser parte del juego viral, un testigo más de la generación del meme, del activista de sofá , del crítico único de café, cine y cerveza, de tus tardes de lluvia y netflix , de tu vacía pero adorada soledad, venga si te llena y satisface que bien, haz encontrado la mejor manera de amarse y convivir con uno mismo sin anhelar con quien compartir algo de felicidad,  pero si esa efímera soledad te pone loco, irritante, encabronado con la vida, pues múdate, invéntate una nueva vida, un nuevo personaje, una mejor manera de atraer de esas cosas chingonas que solo les pasan a las personas que están dejando ir lo que los mata.

Aunque te mate déjalo ir, a tu hijo que ha evolucionado y tú no lo entiendes, a tu hija que se enamoró y tampoco comprendes, a tu jefe que nunca valoró tu esfuerzo de años para su compañía, a el amor que se juraron en un altar y hoy es simple rutina, a la familia perfecta pero destruida, a la gordura excesiva de vino y parrandas, a la droga maldita guardada en la cartera, al camino explorado de siempre, a la seguridad social, a la inyección obligatoria por una casa, un auto , una carrera, aunque sea detrás de un escritorio que diga tu nombre, Aunque te mate déjalo ir, para que crezca, para que aprenda, para que sufra, para que viva en esta bella dualidad universal, cargada de mensajes que ni tu , ni yo, ni nadie puede compartir a través de otros.

Existen cosas que en letra chiquita viene escrito el dolor inminente que conlleva el aventarte hacerlo, la mayoría dice entre paréntesis ( muy probablemente sufrirá ) , pues la condición humana radica en la victima de sí mismo, y en este año se ha parado el crecimiento por no querer sufrir, se ha dejado de amar de verdad, se ha dejado de crear, de innovar, se están llenando las empresas de ejecutivos universitarios con ganas de tener un salario que en casa le están solicitando, las iglesias son más socorridas para salvar noviazgos que alucinan con que el matrimonio resolverá sus problemas.

Si somos la generación denominada milenials destronando a la absurda generación X, quizá yo más ruco , pero eso no me afecta pues estoy aprendiendo algo, que cuesta, que duele pero es necesario, dejar ir lo que mata, aunque mate dejarlo ir… tarde que temprano mi felicidad, será la felicidad de todos.

Nunca les digo esto, pero los quiero, díganlo pues se siente bonito.


Ya quedamos J

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