miércoles, 23 de enero de 2013

BIEN DE AMIGOS



Vamos  a carcomer nuestra especie

A liberar nuestro espécimen

 A fraguar sin aditamentos esta turbia necesidad de querer involucrarnos a despacio,

 Que la noche de tal ventajosa y rara invitación

 Nos evoque a manifestar con materia viva y corpórea las ganas de cogernos mutuamente,

Sé que aprietas los dientes cuando  imaginas

Que en algún coche o en esa amorfa banqueta nos toquemos bajo la premisa del primer amor,

No es tan fácil, no lo es si no disfrutas del placer,

Del momento eterno y húmedo

De  nuestras quejas absurdas de emancipar amor.

Anda pues, abre tus piernas

 Deja que mis dedos apretujen la gélida y bien escondida nobleza tuya

 Digamos que vamos a domesticar el ritmo de tus venas

 A elevar la sangre que aun dormida se intoxica de tabaco y grietas

 Empujemos con precisión el roce del jadeo  

Influenciado solipsismo que avienta la única caricia de mí hacia mí

 Pero ya quiero contagiarte de mi propia sexualidad adscrita

Con toques de confusión apuntando a la respuesta no encontrada.

Al desmenuce serio, a la ilusión  de dos, al mío por siempre

En un momento de teoracto despabilo mi cigarro…imagino

Vamos a tocarnos esta noche, con confianza, bien despacio, bien de amigos.

martes, 8 de enero de 2013

NO ES PEDRO NAVAJAS



Aquella tarde mientras la purificación dietética de un nuevo año impregnaba la indecorosa manera de actuar de Kimbra , ella caminaba por la orilla de la banqueta, reflejando sus enigmas en cada ventana que rodeaba la avenida transitada de la ciudad.

Saco de aquel bolsillo una cajetilla de cigarros apachurrada, con un solo tafiro, decidió tomarlo, mirarlo y aun así encenderlo, ella seguía en la orilla de la banqueta volteando su cabello al ritmo de su sombrero, de un lado a otro, buscando la perfección que le diese el respiro adecuado.

Se detuvo, fumó, ahí se acercó el viejo cortes y poco elegante de voz intensa:
-         -  Tienes un cigarrillo que me regales, comentó el viejo.
-           - ¿que te regale un cigarrillo?, si lo tuviera,¿ por qué habría de regalártelo?
-          - Por la misma razón por la que habría de dejarte vivir.

Kimbra sonrió, le mostró la cajetilla vacía, la arrojó a sus pies. El bajo por la cajetilla y la llevo hasta su bolsillo.
-         - Supongo que esto será el primer recuerdo de nuestro encuentro. Dijo en tono agradable el hombre de barba larga.
-        -   Supones bien, hoy recibiste un regalo vacío.

El viejo atento, sacó del otro bolsillo una navaja hermosa, casi una pieza de colección,  tomó a Kimbra de una mano y sin temor alguno deslizo la punta por el primer pulmón de kimbra, pico una y otra vez, la perforó hasta desangrarse, sus dientes rechinaban de ardor al disfrutar como pinchaba sus entrañas.

 Kimbra continuaba fumando.

En aquella caída lenta y desvanecida,Kimbra ensuciaba el abrigo negro de aquel hombre,

Ella alcanzó a decir:-  Te conformas con la cajetilla vacía, te regalo el aire que ahora es humo de cigarro, anda respíralo.

Kimbra murió.

El limpió la navaja que su padre le había regalado, la guardó, sacó un cigarro y después del primer jalón se dio cuenta que había matado a quien habría sido el amor de su vida.

                                                                                FIN