jueves, 28 de febrero de 2013

Cobardía Mística


El misticismo, lo divino, lo especial, lo enigmático, todo eso  que nos rodea son conceptos inexplicables, pero que suceden, de alguna manera atraviesan la coraza de nuestra existencia y se presentan de maneras distintas; puede ser en un golpe de suerte, en un encuentro subrepticio o simplemente en la mirada de una mujer.

Somos parte de un complot cósmico y poco existencial, más de causalidades que dé propias casualidades, estas mismas refutan el día al día en la famosa rutina de nuestro ser, y ahí en ese enredo y ahí en ese misticismo, divinidad, especial, o enigma, se encuentra el suspiro inverosímil que nos agota e intoxica por las mañanas, que nos sacude y nos reinventa, hemos perdido la humildad y ha ganado la soberbia del ego, del propio YO, se perdió la escultura del alma.
Se han trazado vidas análogas que juegan también con nuestra propia vida, todo lo que trato de explotar con palabras es el simple hecho de la estrambótica impaciencia del querer.

Ser parte de un misticismo es ser parte de algo que no está a nuestro alcance, de las miradas que se repliegan por la calle, de las sonrisas que son regresadas, de los aromas que nos atraen, vivimos en la elocuencia del amor bajo la locura de nuestras propias prohibiciones,  amordazando el amor, jurando lo incumplible, y preocupándonos por lo superfluo, denostando lo que tenemos, insidiando lo que conseguimos.
Esos caminos equivalentes se han venido diluyendo con la inoportuna desesperanza que nos apega a los que nos ponga la vida, sin querer entregarnos a la oscilación, y combatir el resultado.
Ahora que me lees, ¿quién te abraza?,  ¿quién te gusta?, nos hemos acorralado a la angustia permitiendo que nuestro ser sea un mártir de la imparcialidad emocional, somos parte del recuerdo ajeno y del miedo a encontrar.

Hemos llegado a la etapa en que nada nos puede doblegar, nada nos puede sorprender , somos la escama , somos el prejuicio disfrazado de valentía emotiva, pero que se puede hacer si esa mirada, si esos labios, si ese aroma, si ese rostro sabes que existe, sabes que es lo que siempre habías buscado, y aun así, tienes la cobardía de asentar lo que sea, de permitir que todo te satisfaga de alguna manera simple.

Y en la simpleza también vive el reto del amor, más difícil pero vive, el mantenernos reales, vivos, emocionados, como el son de un rico saxofón, que nos condescendiera  cerrar los ojos para abrazar a ese pequeño afecto del tiempo de improviso.

Espero que a pesar de estas letras con muy poco sentido, alguno de ustedes tenga el valor de disfrutar los encuentros extraños que nos orillan a enamorarnos sustancialmente, y en esta línea de incomprensión poco aceptada o misógina cito al maestro Cerati  “Me pase la vida imaginándote, no es momento para ser cobarde”.

FAVOR DE VOLVER A LEER CON ESTA CANCIÓN DE FONDO #porsuatencióngracias