domingo, 12 de febrero de 2017

Un dictamen natural

Todas las noches son más difíciles que las anteriores, quizá algunas más frías y sumamente dolorosas, sin embargo el proceso de cambio llegó a mí sin duda alguna, los cambios duelen y sobre todo rompen con eso tan arraigado a lo que he reconocido como un ego infinito.

Curioso mientras más decides cambiar llevando contigo el poder de la honestidad en ti, para ser una persona totalmente transparente en busca de una real e intensa felicidad alejada de la monotonía y pequeñas dosis de felicidad artificial, justo cuando quieres dar ese cambio, aparece la trampa de la mente que te cuela a un pasado maravilloso o un futuro aterrador que te confronta ante tu persona y tus decisiones.

He replanteado mi metamorfosis  a varias personas que considero tienen un estima importante hacia mí, y también a un par de desconocidos con la intención de conocer su punto de vista sin una contaminada percepción mía, a la mayoría les sorprende, sin embargo no consideran que sea un cambio en absoluto bueno y mejor, ya que lo ven como una actividad traumática para salir de un estado depresivo.

Lo curioso es que a mis ya casi 32 años nunca había querido tanto un cambio en mi persona que hiciera consciente muchas de mis aberraciones naturales que había venido arrastrando a lo largo de los años, tal vez no sea notorio para la mayoría pero por primera vez en mucho tiempo buscaré la tranquilidad de mi propia persona que abraza mi alma y cobija mis tramposos pensamientos.
Dejar de lado a lo que amarra al recuerdo, e inunda una esperanza próxima a ser feliz , quizá ahora es una enorme atadura que puede irse descociendo poco a poco, no con ayuda de nadie o de algo, no con tiempo ni espacio, no con ocupaciones o proyectos; este proceso debe de ser totalmente transparente y honesto , un proceso que cure y aligere de manera paulatina en lo más recóndito, que me permita disfrutar conmigo el día a día, y que en ese estado la vida se reconcilie conmigo por tantas cosas bellas que ha puesto en mi camino.


Hoy doy por entendido que las lecciones de nuestro crecimiento personal son únicas y verdaderas, a veces tardan en llegar, y agradezco infinitamente que haya sido a esta edad, en este proceso, en este tiempo, en esta etapa, pues golpes de cambio son los que hacen a uno proyectarse ante la más infinita paz y amor propio para después emanar paz, amor y templanza a la gente que nos rodea.